Sin dudas eran otras épocas. Eran otros circos. Eran otras formas de promoción, sin redes sociales. Por aquellos años de la década del 40 y cuando llegaba el circo era un momento de alegría y de algarabía en la ciudad. Todos los integrantes de la gran carpa salían a las calles tucumanas a mostrarse. El malabarista hacía malabares mientras caminaba por las calles, los payasos soltaban sus humoradas y los animales también se mostraban y desfilaban. Ese momento es el que fue inmortalizado por el fotógrafo de LA GACETA cuando los camellos y los elefantes paseaban entre autos y curiosos. Por supuesto a que a su lado circulaban sus domadores, protagonistas centrales de las grandes veladas que transmitían tranquilidad a quienes circulaban por el centro y a los propios animales.

Recuerdos fotográficos: una esquina en movimiento